Nos resistimos al amor porque nos complica
mucho la vida. Y nos enfrentamos entonces al
temor de que nuestros sueños sean más
grandes que la realidad, de que sean inviables.
El amor romántico cabe difícilmente en
nuestras vidas. Quienes lo persiguen a pesar
de todo pagan un precio y quienes lo
esquivan también. Es una decisión difícil.