Nadie quiere morir. Ni siquiera la gente que
quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí.
Y sin embargo la muerte es el destino que
todos compartimos. Nadie ha escapado de
ella. Y así tiene que ser, porque la muerte es
posiblemente el mejor invito de la vida.
Es el agente de cambio de la vida. Retira lo
viejo par hacer sitio a lo nuevo.