-¿Qué te pasa?
+No se como decírtelo.
-Intenta explicármelo.
+Es difícil, pero a ver, siéntate en el columpio,
hazme caso, solo así lo entenderás…
-Ya estoy en el columpio ¿Ahora que?
+Comienza a columpiarte, una ve agarrado el impulso,
cierra los ojos ¿Notas esas cosquillas en el estomago? A mi no me hace falta
columpiarme para sentirlas, las tengo cada vez que te veo, cada vez que me
hablas, cada vez que escucho tu nombre.
-¿De verdad? No se que decir…
+No importa, todavía no termino ¡No habrás los ojos,
sigue tomando impulso! Ahora, suelta una mano.
-¿¡Qué!? ¿Queres que me mate?
+Hazme caso, confía en mi, suelta una mano… ¿Has
visto que sensación? Parece que te vas a caer, se te corta el aire y se te
acelera el corazón. Eso me pasa cada vez que te separas de mí, cada vez que te
siento distante.
-Pero…
+No digas nada, no habrás los ojos, déjame
impulsarte y solo abrí los ojos cuando estés arriba y mira al cielo ¿Dale?
-¿Y esto, cual es la sensación?
+Solo contigo siento que todo el cielo, siento que
vuelo, me siento tres metros sobre el cielo…
-¿Tanto me quieres?
+Tanto, tanto, tanto que nunca, NUNCA TE DEJARÍA IR.