Cuando siento que las cosas no andan bien, simplemente cierro los ojos y pienso en ti. Es algo raro, pero es como si la tranquilidad recorriera poco a poco todo mi cuerpo. Abro los brazos y es como si supiera que algún día, tu estarás ahí para devolverme ese tan esperado abrazo, es como si supiera que tu estarás ahí para protegerme y hacerme sentir segura nuevamente. Tan solo mirar tu rostro es un privilegio. Cuando hay algún problema, mi mente automáticamente me recuerda tu sonrisa y todo queda en blanco, todo desaparece. A veces no sé como reaccionar, si sonreír o llorar. Siento como si fueras mi única salida, mi única salvación. Porque cuando algo malo pasa, me refugio en tí y me siento más fuerte. Oigo tu voz y ya nada más hace falta. Es casi como si me hubieses dicho que siempre estarás ahí para mí, como yo lo estaré para tí. Los problemas son solo cosas que ocurren en la vida, experiencias, que hay que saber superar. Todo ocurre por una razón, todo puede cambiar, para bien o para mal. Pero si tu no estás presente, no soy capáz de seguir caminando con la mente en alto. Te irás pero siempre te recordare.